Las Palmas de Gran Canaria es una ciudad y municipio canario situado al noreste de la isla de Gran Canaria, de la que es capital, ostenta también la capitalidad de la provincia de Las Palmas y comparte la capitalidad de la Comunidad Autónoma de Canarias con Santa Cruz de Tenerife.
La ciudad fue fundada en 1478, siendo considerada capital de facto del archipiélago canario hasta el siglo XVII.[2] En la actualidad alberga permanentemente la sede de la Delegación del Gobierno de España en el archipiélago y la presidencia del gobierno autonómico en periodos legislativos alternos, así como otras instituciones de diversa importancia como la Casa África.
Con una población de 381.847 habitantes es la ciudad más poblada del Archipiélago Canario y la novena de España, cuenta con un área metropolitana de más de 600.000 habitantes.[3] El municipio tiene una extensión de 100,55 km² (ISTAC, 2003). Su altitud es de 8 metros sobre el nivel del mar (en la parte más meridional). El clima es de escasas precipitaciones, con una temperatura media de unos 22 °C.
istoria [editar]
Los orígenes fundacionales de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria se remontan al año 1478, concretamente al 24 de junio (día de San Juan), momento en el cual Juan Rejón, capitán de la Corona de Castilla, inicia la conquista de la isla de Gran Canaria. Ésta comenzó en la desembocadura del barranco de Guiniguada, lugar que inicialmente se denominaría El Real de Las Palmas y que forma parte del actual barrio de Vegueta.
La lucha se prolongó por un periodo de cinco años, costando un gran número de vidas, sobre todo en el lado aborigen, que carecía de medios suficientes para defenderse frente a los ejércitos mandados por los Reyes Católicos. Aun así, la resistencia fue feroz. El final de la conquista llegaría en 1483, con la incorporación de la isla a la Corona de Castilla por parte de Pedro de Vera, quien logró el sometimiento de los aborígenes de Gáldar en la zona noroeste de la isla.
En 1485 se traslada la diócesis desde El Rubicón hasta el Real de Las Palmas. La importancia de la ciudad crecería paulatinamente, constituyéndose el Obispado de Canarias, el primer Tribunal de la Santa Inquisición, la Real Audiencia de Canarias y la residencia de Capitanes Generales de Canarias. Aunque capitalidad tal y como se entendió en el siglo XIX no existió en el Archipiélago, dada la Residencia del Capitán General se puede considerar que fue capital de Canarias durante parte de los siglos XVI y XVII; después, aunque sin significado jurídico y real, continuó siendo considerada capital honorífica del Archipiélago Canario.[2]
Prueba de la importancia que fue adquiriendo la urbe es la escala que realizó Cristóbal Colón en agosto de 1492 para efectuar unas reparaciones en el timón de la nave Pinta, además de cambiar el velamen original de La Niña (las velas triangulares por unas cuadradas, hecho que la convirtió en la carabela más rápida de la expedición), antes de partir hacia La Gomera. Ésta fue la penúltima escala antes del descubrimiento de América.
Durante estos primeros siglos de vida, la ciudad se convirtió en un punto muy activo económicamente, debido sobre todo al comercio de la caña de azúcar. En el siglo XVII se produjo una recesión a causa del freno que sufrieron las exportaciones agrarias tanto a América como a Europa. Durante la época de esplendor se asistió a numerosos ataques piráticos, que se prolongaron en el tiempo hasta el siglo XVIII.
La gran invasión de finales del XVI
Castillo de La Luz.
Desde finales del siglo XV, la ciudad se hallaba defendida sólo por una fortaleza, enclavada en las montañas de la península de La Isleta. Este fortín, a cinco kilómetros de la urbe, en las inmediaciones de donde hoy se levanta el Castillo de la Luz, era el más próximo para asistirla en caso de ataque. Tal precariedad defensiva se mantuvo hasta los últimos decenios del siglo XVI, cuando ya se había hecho notar la amenaza de corsarios y flotillas extranjeras. Desde entonces se empieza a dotar a la ciudad de un sistema de fortificaciones más apropiado. Así, se levantaron pequeños baluartes en el litoral, de los que ha llegado hasta nuestros días el Torreón de San Pedro Mártir, conocido popularmente como Castillo de San Cristóbal, del año 1577. De esta misma época datan las murallas que cerraban la ciudad por sus flancos norte y sur, que vinieron a marcar los límites a su expansión urbana. Aún hoy se conservan algunos restos de ellas, justo en las cercanías del llamado Castillo de Mata, en proceso de restauración para convertirse en futuro museo de la ciudad.
Ataque de Van der Does a la ciudad. Grabado holandés del siglo XVII.
Estas fortificaciones no hicieron desistir a la escuadra de navíos ingleses, comandada por John Hawkins y Francis Drake, que a finales del siglo XVI (1595) pretendió sin éxito desembarcar en el litoral de Las Palmas con la intención de saquearla. Tampoco arredraron a la Gran Armada holandesa, mandada por el almirante Pieter van der Does, que se presentó ante la ciudad el 26 de junio de 1599. En esta ocasión, Las Palmas fue asediada durante dos días y finalmente, tras duros y cruentos combates, tomada en la tarde del 28 de junio por las fuerzas holandesas, formadas por más de seis mil soldados y 74 navíos. Hostigados por las milicias isleñas, que consiguieron hacerles frente y ganarles algunas batallas, los invasores permanecieron en la ciudad algunos días más. Durante este tiempo, saquearon la Catedral de Canarias dedicada a Santa Ana, patrona principal de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, las casas consistoriales, conventos y numerosas iglesias, así como algunas casas privadas y mansiones. Finalmente, el 4 de julio, los holandeses tuvieron que marcharse, no sin antes proceder al incendio de la ciudad. Las llamas afectaron a numerosas casas, conventos, hospitales, ermitas e iglesias y edificios públicos, algunos de los cuales quedaron completamente destruidos. También se perdieron numerosas obras de arte, entre ellas los retablos, altares e imaginería de la catedral. Sin embargo, no se pudo destruir el templo catedralicio gracias a la solidez de su construcción. Fue ésta, por tanto, la mayor invasión en la historia de la ciudad.
Historia reciente
Puerto de La Luz actualmente.
En el siglo XIX se produjo un hecho de importancia vital para la economía de la ciudad: la instauración de los puertos francos. Se trataba de un régimen económico especial que favorecía las relaciones comerciales del archipiélago. Ello hizo que numerosos barcos y navieras recalaran en la isla, sembrando la semilla de lo que posteriormente se convertiría en la principal fuente de riqueza de la actualidad: el turismo. De este interés inicial por el turismo nace en 1890 el primer hotel de Gran Canaria, el Hotel Santa Catalina, que en la actualidad sigue abierto.
En 1927, un Real Decreto de la dictadura de Miguel Primo de Rivera puso fin a la provincia de Canarias. Ello supuso el nacimiento de las nuevas provincias de Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas. Las Palmas de Gran Canaria se convirtió en capital de esta última, que integró a las islas de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura. Con esta medida se intentó poner fin a la lucha por el control económico y político de las islas hizo que nacer el llamado pleito insular.
Francisco Franco, como general de división comandante militar de las Islas Canarias, después de declarar el Estado de Guerra en todo el archipiélago partió el 18 de julio de 1936 desde Las Palmas de Gran Canaria hacia África, en lo que representó el comienzo de la sublevación que condujo a la Guerra Civil Española. En el Hotel Madrid se conserva intacta la habitación en la que hizo noche el general el día anterior al golpe de estado contra la república.
En 1937 y aún en plena Guerra Civil Española, el municipio de San Lorenzo es anexionado a Las Palmas de Gran Canaria tras el fusilamiento de su alcalde Don Juan Santana Vega y parte del consistorio electo durante la II República, quedando éste reducido a un mero distrito de la capital insular, pasándose por alto la Ley de Municipal de 1935.
Varios lustros después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial se notaron ciertos síntomas de recuperación turística, que se materializaron en la navidad de 1957 cuando aterrizó en el Aeropuerto de Gran Canaria, un avión de la compañía sueca Transair AB con 54 pasajeros. Acababa de iniciarse la era del turismo, principal motor económico de la isla y del archipiélago canario en la actualidad. Durante los años 70 y 80, Las Palmas perdió su carácter turístico en beneficio de los municipios del sur de la isla.
Tras la restauración democrática de 1977, la ciudad ha tenido alcaldes de distinto signo, si bien sólo Juan Rodríguez Doreste (PSOE) y José Manuel Soria López (PP) han disfrutado de mandatos duraderos. El actual alcalde de Las Palmas de Gran Canaria es el socialista Jerónimo Saavedra, elegido en los comicios de 2007.
La ciudad
Vista de Las Palmas de Gran Canaria
En Las Palmas de Gran Canaria residen 381.847 personas (INE, enero de 2009), una población que crece cada mañana por la afluencia de quienes se desplazan desde núcleos urbanos próximos (tales como Telde, Arucas, Gáldar, etc.), para desarrollar sus labores profesionales en la capital insular. Está integrada en el Área metropolitana de Las Palmas de Gran Canaria que es la décima de España, con 616.903 habitantes.
Según la Universidad de Syracusa, Las Palmas de Gran Canaria es la ciudad con el mejor clima del mundo.[4] Este estudio, publicado en 1996, analiza 600 ciudades con popularidad como destino turístico. Se basa en variables climáticas como la temperatura media anual, que en la capital grancanaria es de 22 °C. A este benigno clima contribuye el hecho de que la ciudad se extienda linealmente entre dos franjas costeras (por un lado, el eje Avenida Marítima/Playa de Las Alcaravaneras; por otro, la Playa de las Canteras): la doble brisa que se recibe de ambas permite una mejor limpieza de la contaminación y una mayor refrigeración ambiental.
La ciudad posee diversos parques y plazas como los de Santa Catalina, San Telmo, Doramas y Romano, a los que se suman otros más recientes como el parque de Las Rehoyas (con 100.000 m²) y el parque Juan Pablo II (con 120.000 m², que es el mayor de Canarias, aunque será superado por el de La Mayordomía, en el barrio de Tamaraceite, cuando éste se termine).
La ciudad cuenta con infraestructuras de diversas épocas históricas. La catedral de Canarias, situada en el barrio de Vegueta (el más antiguo de las Palmas de Gran Canaria) es un edificio emblemático de la ciudad. En cuanto a edificios modernos, destaca el auditorio Alfredo Kraus, en el cuál se realizan eventos internacionales y nacionales. Está situado junto a la playa de las Canteras y fue nombrado en honor al tenor Alfredo Kraus, nacido en la ciudad. Otra muestra es el edificio Woermann, un buen ejemplo de modernismo en la ciudad, que con sus 76 metros destaca en la ciudad como uno de los edificios más altos.
La ciudad baja presenta una distribución lineal a lo largo de la costa, con una arteria principal, la Avenida Marítima, que la recorre de una punta a otra. Desde principios del milenio, con la creación de la carretera de circunvalación, muchos puntos de la ciudad son accesibles sin tener que atravesar el centro urbano.
Clima
La situación del Archipiélago junto al Trópico de Cáncer y la influencia de los vientos alisios proporcionan a Las Palmas de Gran Canaria temperaturas medias de 17º centígrados en invierno y 25º en verano. Los alisios -llegados del norte europeo- traen aire fresco y húmedo. Las nubes procedentes del continente filtran los rayos solares y la corriente marina de aguas frías del Golfo regula las oscilaciones térmicas, haciéndolas muy suaves. El resultado, según el departamento de climatología de la Universidad de Syracusa (EEUU), es la ciudad con el mejor clima del mundo.
La ciudad fue fundada en 1478, siendo considerada capital de facto del archipiélago canario hasta el siglo XVII.[2] En la actualidad alberga permanentemente la sede de la Delegación del Gobierno de España en el archipiélago y la presidencia del gobierno autonómico en periodos legislativos alternos, así como otras instituciones de diversa importancia como la Casa África.
Con una población de 381.847 habitantes es la ciudad más poblada del Archipiélago Canario y la novena de España, cuenta con un área metropolitana de más de 600.000 habitantes.[3] El municipio tiene una extensión de 100,55 km² (ISTAC, 2003). Su altitud es de 8 metros sobre el nivel del mar (en la parte más meridional). El clima es de escasas precipitaciones, con una temperatura media de unos 22 °C.
istoria [editar]
Los orígenes fundacionales de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria se remontan al año 1478, concretamente al 24 de junio (día de San Juan), momento en el cual Juan Rejón, capitán de la Corona de Castilla, inicia la conquista de la isla de Gran Canaria. Ésta comenzó en la desembocadura del barranco de Guiniguada, lugar que inicialmente se denominaría El Real de Las Palmas y que forma parte del actual barrio de Vegueta.
La lucha se prolongó por un periodo de cinco años, costando un gran número de vidas, sobre todo en el lado aborigen, que carecía de medios suficientes para defenderse frente a los ejércitos mandados por los Reyes Católicos. Aun así, la resistencia fue feroz. El final de la conquista llegaría en 1483, con la incorporación de la isla a la Corona de Castilla por parte de Pedro de Vera, quien logró el sometimiento de los aborígenes de Gáldar en la zona noroeste de la isla.
En 1485 se traslada la diócesis desde El Rubicón hasta el Real de Las Palmas. La importancia de la ciudad crecería paulatinamente, constituyéndose el Obispado de Canarias, el primer Tribunal de la Santa Inquisición, la Real Audiencia de Canarias y la residencia de Capitanes Generales de Canarias. Aunque capitalidad tal y como se entendió en el siglo XIX no existió en el Archipiélago, dada la Residencia del Capitán General se puede considerar que fue capital de Canarias durante parte de los siglos XVI y XVII; después, aunque sin significado jurídico y real, continuó siendo considerada capital honorífica del Archipiélago Canario.[2]
Prueba de la importancia que fue adquiriendo la urbe es la escala que realizó Cristóbal Colón en agosto de 1492 para efectuar unas reparaciones en el timón de la nave Pinta, además de cambiar el velamen original de La Niña (las velas triangulares por unas cuadradas, hecho que la convirtió en la carabela más rápida de la expedición), antes de partir hacia La Gomera. Ésta fue la penúltima escala antes del descubrimiento de América.
Durante estos primeros siglos de vida, la ciudad se convirtió en un punto muy activo económicamente, debido sobre todo al comercio de la caña de azúcar. En el siglo XVII se produjo una recesión a causa del freno que sufrieron las exportaciones agrarias tanto a América como a Europa. Durante la época de esplendor se asistió a numerosos ataques piráticos, que se prolongaron en el tiempo hasta el siglo XVIII.
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La gran invasión de finales del XVI
Castillo de La Luz.
Desde finales del siglo XV, la ciudad se hallaba defendida sólo por una fortaleza, enclavada en las montañas de la península de La Isleta. Este fortín, a cinco kilómetros de la urbe, en las inmediaciones de donde hoy se levanta el Castillo de la Luz, era el más próximo para asistirla en caso de ataque. Tal precariedad defensiva se mantuvo hasta los últimos decenios del siglo XVI, cuando ya se había hecho notar la amenaza de corsarios y flotillas extranjeras. Desde entonces se empieza a dotar a la ciudad de un sistema de fortificaciones más apropiado. Así, se levantaron pequeños baluartes en el litoral, de los que ha llegado hasta nuestros días el Torreón de San Pedro Mártir, conocido popularmente como Castillo de San Cristóbal, del año 1577. De esta misma época datan las murallas que cerraban la ciudad por sus flancos norte y sur, que vinieron a marcar los límites a su expansión urbana. Aún hoy se conservan algunos restos de ellas, justo en las cercanías del llamado Castillo de Mata, en proceso de restauración para convertirse en futuro museo de la ciudad.
Ataque de Van der Does a la ciudad. Grabado holandés del siglo XVII.
Estas fortificaciones no hicieron desistir a la escuadra de navíos ingleses, comandada por John Hawkins y Francis Drake, que a finales del siglo XVI (1595) pretendió sin éxito desembarcar en el litoral de Las Palmas con la intención de saquearla. Tampoco arredraron a la Gran Armada holandesa, mandada por el almirante Pieter van der Does, que se presentó ante la ciudad el 26 de junio de 1599. En esta ocasión, Las Palmas fue asediada durante dos días y finalmente, tras duros y cruentos combates, tomada en la tarde del 28 de junio por las fuerzas holandesas, formadas por más de seis mil soldados y 74 navíos. Hostigados por las milicias isleñas, que consiguieron hacerles frente y ganarles algunas batallas, los invasores permanecieron en la ciudad algunos días más. Durante este tiempo, saquearon la Catedral de Canarias dedicada a Santa Ana, patrona principal de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, las casas consistoriales, conventos y numerosas iglesias, así como algunas casas privadas y mansiones. Finalmente, el 4 de julio, los holandeses tuvieron que marcharse, no sin antes proceder al incendio de la ciudad. Las llamas afectaron a numerosas casas, conventos, hospitales, ermitas e iglesias y edificios públicos, algunos de los cuales quedaron completamente destruidos. También se perdieron numerosas obras de arte, entre ellas los retablos, altares e imaginería de la catedral. Sin embargo, no se pudo destruir el templo catedralicio gracias a la solidez de su construcción. Fue ésta, por tanto, la mayor invasión en la historia de la ciudad.
Historia reciente
Puerto de La Luz actualmente.
En el siglo XIX se produjo un hecho de importancia vital para la economía de la ciudad: la instauración de los puertos francos. Se trataba de un régimen económico especial que favorecía las relaciones comerciales del archipiélago. Ello hizo que numerosos barcos y navieras recalaran en la isla, sembrando la semilla de lo que posteriormente se convertiría en la principal fuente de riqueza de la actualidad: el turismo. De este interés inicial por el turismo nace en 1890 el primer hotel de Gran Canaria, el Hotel Santa Catalina, que en la actualidad sigue abierto.
En 1927, un Real Decreto de la dictadura de Miguel Primo de Rivera puso fin a la provincia de Canarias. Ello supuso el nacimiento de las nuevas provincias de Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas. Las Palmas de Gran Canaria se convirtió en capital de esta última, que integró a las islas de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura. Con esta medida se intentó poner fin a la lucha por el control económico y político de las islas hizo que nacer el llamado pleito insular.
Francisco Franco, como general de división comandante militar de las Islas Canarias, después de declarar el Estado de Guerra en todo el archipiélago partió el 18 de julio de 1936 desde Las Palmas de Gran Canaria hacia África, en lo que representó el comienzo de la sublevación que condujo a la Guerra Civil Española. En el Hotel Madrid se conserva intacta la habitación en la que hizo noche el general el día anterior al golpe de estado contra la república.
En 1937 y aún en plena Guerra Civil Española, el municipio de San Lorenzo es anexionado a Las Palmas de Gran Canaria tras el fusilamiento de su alcalde Don Juan Santana Vega y parte del consistorio electo durante la II República, quedando éste reducido a un mero distrito de la capital insular, pasándose por alto la Ley de Municipal de 1935.
Varios lustros después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial se notaron ciertos síntomas de recuperación turística, que se materializaron en la navidad de 1957 cuando aterrizó en el Aeropuerto de Gran Canaria, un avión de la compañía sueca Transair AB con 54 pasajeros. Acababa de iniciarse la era del turismo, principal motor económico de la isla y del archipiélago canario en la actualidad. Durante los años 70 y 80, Las Palmas perdió su carácter turístico en beneficio de los municipios del sur de la isla.
Tras la restauración democrática de 1977, la ciudad ha tenido alcaldes de distinto signo, si bien sólo Juan Rodríguez Doreste (PSOE) y José Manuel Soria López (PP) han disfrutado de mandatos duraderos. El actual alcalde de Las Palmas de Gran Canaria es el socialista Jerónimo Saavedra, elegido en los comicios de 2007.
La ciudad
Vista de Las Palmas de Gran Canaria
En Las Palmas de Gran Canaria residen 381.847 personas (INE, enero de 2009), una población que crece cada mañana por la afluencia de quienes se desplazan desde núcleos urbanos próximos (tales como Telde, Arucas, Gáldar, etc.), para desarrollar sus labores profesionales en la capital insular. Está integrada en el Área metropolitana de Las Palmas de Gran Canaria que es la décima de España, con 616.903 habitantes.
Según la Universidad de Syracusa, Las Palmas de Gran Canaria es la ciudad con el mejor clima del mundo.[4] Este estudio, publicado en 1996, analiza 600 ciudades con popularidad como destino turístico. Se basa en variables climáticas como la temperatura media anual, que en la capital grancanaria es de 22 °C. A este benigno clima contribuye el hecho de que la ciudad se extienda linealmente entre dos franjas costeras (por un lado, el eje Avenida Marítima/Playa de Las Alcaravaneras; por otro, la Playa de las Canteras): la doble brisa que se recibe de ambas permite una mejor limpieza de la contaminación y una mayor refrigeración ambiental.
La ciudad posee diversos parques y plazas como los de Santa Catalina, San Telmo, Doramas y Romano, a los que se suman otros más recientes como el parque de Las Rehoyas (con 100.000 m²) y el parque Juan Pablo II (con 120.000 m², que es el mayor de Canarias, aunque será superado por el de La Mayordomía, en el barrio de Tamaraceite, cuando éste se termine).
La ciudad cuenta con infraestructuras de diversas épocas históricas. La catedral de Canarias, situada en el barrio de Vegueta (el más antiguo de las Palmas de Gran Canaria) es un edificio emblemático de la ciudad. En cuanto a edificios modernos, destaca el auditorio Alfredo Kraus, en el cuál se realizan eventos internacionales y nacionales. Está situado junto a la playa de las Canteras y fue nombrado en honor al tenor Alfredo Kraus, nacido en la ciudad. Otra muestra es el edificio Woermann, un buen ejemplo de modernismo en la ciudad, que con sus 76 metros destaca en la ciudad como uno de los edificios más altos.
La ciudad baja presenta una distribución lineal a lo largo de la costa, con una arteria principal, la Avenida Marítima, que la recorre de una punta a otra. Desde principios del milenio, con la creación de la carretera de circunvalación, muchos puntos de la ciudad son accesibles sin tener que atravesar el centro urbano.
Clima
21.1 | 22.2 | 22.2 | 22.8 | 23.3 | 24.4 | 25.0 | 25.6 | 26.7 | 26.1 | 24.4 | 21.7 | 23.8 | |
13.3 | 13.9 | 15.0 | 16.1 | 17.2 | 18.3 | 19.4 | 20.6 | 21.1 | 18.9 | 17.8 | 15.6 | 17.3 | |
35.6 | 22.9 | 22.9 | 12.7 | 5.1 | 0.0 | 0.0 | 0.0 | 55.9 | 27.9 | 50.8 | 40.6 | 274.3 | |
Fuente: The Weather Channel Interactive, Inc. Marzo de 2009 |